domingo, 17 de diciembre de 2006

El sexo en la Biblia IV: Cuando casi violan a José


El capítulo 39 de Génesis cuenta que José fue vendido en esclavitud a Pitufar; éste no tiene nada que ver con los suspirillos azules, sino que era un eunuco de la corte del Faraón de Egipto. Poco después, la mujer de Pitufar, que estaba re caliente con el jóven mancebo, lo quiso seducir. El casto muchacho se negó, y la mujer empezó una campaña de asedio y seducción que no le dio resultado.

Entonces fue que la muy perra decidió tomar al toro por los cuernos:
Cierto día entró José en la casa para hacer su trabajo y coincidió que no había ninguno de la casa allí dentro. Entonces ella lo agarró de la ropa y díjole, solapeándolo: "Acuéstate conmigo." Pero él, dejándole su ropa en la mano, salió en bolas huyendo hacia afuera, como eyectado por un petardo en el ojete.

La mujer entonces acusó a José de quererla seducir, y éste fue en cana.

Aunque más tarde José se convirtiría en virrey de Egipto, le tocó vivir otro episodio bastante desagradable. Leé:

Cuando Israel, el padre de José agonizaba, le hizo jurar al muchacho que no lo iba a enterrar permanentemente en Egipto, sino que algún día le daría sepultura en Palestina.

Lo único que claro, en aquel entonces cuando los hombres juraban se ponían la mano en sus testículos, de ahí el término "testimonio" (al igual que la canción de Sadro: "Te lo juro por ésta..."), actitud que hoy en día sólo es válida para los tiros libres.

Israel le pidió a su casto hijo que "Si he hallado gracia a tus ojos, pon tu mano debajo de mi muslo y hazme este favor y lealtad: No me sepultes en Egipto". ¡¿Te imaginás tocarle el culo a tu viejo?! ¡Si papá te entierro donde más te guste! (Puaj!).

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